«La manera en que las sociedades abordan y organizan la provisión de cuidados tiene impactos decisivos para la inserción laboral de las personas, afectando en forma desventajosa a las familias de menores recursos. En los últimos años se ha producido una inserción masiva de las mujeres en el mercado de trabajo, sin que se haya modificado la manera en la cual se organiza el cuidado de las personas dependientes del hogar, siendo todavía las mujeres las principales responsables de esta tarea. En general, las familias que poseen mayores recursos económicos pueden cubrir sus necesidades de cuidado a través de establecimientos dedicados a esta actividad (jardines maternales, de infantes, etc.) y/o contratando específicamente personas dedicadas a esta tarea. En cambio, las familias de menores ingresos no tienen esta posibilidad, lo cual afecta la posibilidad de las mujeres, básicamente, de participar en el empleo o de realizar actividades que mejoren su empleabilidad, como participar en acciones de orientación laboral o formación para el trabajo.»
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Políticas de cuidado, ciudadanía y género | Revista Humanum.
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